no tiene otra ley que / su mismo cuerpo feliz || with no law other than / his own joyous body
March 10, 2020
Coração de pele
Tumulto y barullo se vuelven un maretazo
inesperado. Este órgano sangrante que debería
bombear vida me traiciona. Cada voz es peor que la
otra, el remordimiento, la nata del tiempo cuajada
sobre un coágulo.
Mi cuerpo ha dejado de ser importante. La niña
nueva que se hizo de mi sangre es de aire y caricias.
Está hecha de vientos transformados en deliciosas
figuras abstractas. Fruta profunda con piel de seda.
Aprendimos a mirarnos con otras palabras y
nomenclaturas. En la noche cuando nadie acecha,
aparece un hombre fuerte que no es real, si no hecho
de piel de estrellas, se sienta al filo de mi cama y
me abraza. Enséñame tu corazón dice y cada noche,
hacemos mini cirugías mientras curamos cada
espasmo, cada herida.
Las palabras y el vacío taladraron orificios extraños,
grietas. Allí se ha ido llenando de veneno y fuego,
algunas arterias están obstruidas. El cura con voces
nuevas y silencio lleno de dulzura.
Tiene una fuerza cicatrizante. Me abraza. En cada
abrazo él aprisiona el dolor hasta que se diluye.
Es lento el camino hacia la recuperación. Muy lento.
Desespero.
Viví mucho años en medio de una guerra y
competencias, donde yo siempre pierdo, me he
debilitado. Sombras, aguaciles, han ido destrozando
el techo y las paredes de mi casa. El gran amor por la
ciudad ha muerto. Necesito el mar, sus misterios, ese
hombre solitario que no sigue ningún canon social,
que es guerrero y príncipe, que no tiene otra ley que
su mismo cuerpo feliz.
Quiero sanar mi corazón a través de su fuerza
y su risa y ser parte de una historia nueva, no
quiero chismes de comadres, ni ropa fina, ni
títulos de estrellas, ni canciones de karaoke ni
colegios extranjeros. Esa fuerza de mar y playa,
de sensibilidad, para ver mi dolor y no criticarme,
ni destruirme con su superioridad, si no con su
compasión.
El cuero es compasivo, suave, envolvente. Con hilo
encerado, así él va cosiéndome un nuevo corazón.
Ese que otros utilizaron durante años como un
garbage bin.
Coração de pele
Noise and commotion turn into an unexpected
surge. This bleeding organ that ought to
pump out life betrays me. Each voice is worse than
the last, remorse, milkskin of time curdled
around a clot.
My body is no longer important. The brand new
girl made from my blood is all air and caresses.
She’s made of wind transformed into delicious
abstract figures. Rooted fruit with peel of silk.
We learned to look at each other with different words
and nomenclatures. At night when no one’s lurking,
a strong man appears, who isn’t real, but made
of star skin, he sits at the lip of my bed and
embraces me. Show me your heart he says and every night,
we perform mini-surgeries as we heal every
spasm, every wound.
The words and the void drill strange orifices,
crevices. They’ve been filling with venom and fire,
some arteries are obstructed. He heals with new
voices and silence filled with sweet.
His scarring, curing strength. He embraces me. In every
embrace he traps the pain until it dissolves.
The path to recovery is slow. Very slow.
I lose hope.
For many years I lived in the middle of a war and
competitions, which I never won; I’ve gotten
weak. Shadows, dragonflies, have been destroying
the roof and walls of my house. That great love for the
city has died. I need the sea, its mysteries, that
solitary man who follows no social codes,
a warrior and a prince, with no law other than
his own joyous body.
I want to repair my heart through his strength
and his laughter and be part of a new story, I
don’t want ladies’ gossip, or fine clothes, or
starry titles, or karaoke songs or
international schools. That strength of sea and sand,
of sensitivity, to see my pain and not criticize me,
and demolish me not with superiority, but with his
compassion.
The hide is compassionate, soft, enveloping. With
waxed thread, he is sewing me a new heart.
The one other people used for years like a
basurero.
Esas mujeres que recogen piedras del
mar, delatan la neutralidad de mi
cerebro. A querer entender las sogas
y los ébanos no he sido ni hombre, ni
mujer. Esas mujeres que recogen
piedras del mar, como mi hija y
Magdalena, se dejan llevar por la
pasión de mi piel hacia el sol, no saben
que no soy nadie. El aliento me viene
de alguna gracia precaria, casi de una
limosna: no sé cómo volví, no sé cómo
aún estoy tratando de escribir un tes-
tamento y sólo puedo tener sueño
guardado, años enteros que no dormí
por soñar con un espacio propio que
sólo encontré en libros que escribieron
otros. Mi gusto tan poco exquisito,
mi corazón tan poco educado; mis
pies siempre salvajes y oscuros. Mis
manos moviéndose más de la cuenta,
queriendo hacer títeres de amigos y
familia, para que purgasen el teatro
de voces que me seguía. Cómo he
querido que alguien oyera el vació y
lo llenara por fin con alguna garrafa
de algo, con una piedra que se
quedara en el fondo de mi pozo.
Those women gathering stones
from the ocean, they expose the
neutrality of my brain. In wanting
to understand the ropes and
ebonies I have been neither man,
nor woman. Those women
gathering stones from the ocean,
like my daughter and Magdalena,
let themselves be carried off by the
passion of my skin toward the sun,
they don’t know I’m no one. I
breathe by some unstable grace, by
alms almost: I don’t know how I
returned, don’t know how I’m still
trying to write a testament and can
only have pent-up dreams, whole
years I went without sleep,
dreaming of a space of my own,
which I found only in books
written by others. My tastes so
unrefined, my heart so uneducated;
my feet always savage and dark.
My hands moving too much,
wanting to make puppets of friends
and family, so they would purge
the theater of voices that followed
me. How I’ve wanted for someone
to hear the empty and fill it finally
with a carafe of something, with a
stone to stay at the bottom of my
well.